Aunque el objeto de estudio de la gerontología ha sido una preocupación permanente del ser humano a
lo largo de la historia —la vejez—, la ciencia gerontológica, en cambio, es muy reciente,
situándose su aparición como tal tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), momento en el cual se
podría decir da comienzo la historia de la gerontología tal y como la definimos hoy en
día.
Son abundantes las referencias a la vejez en fuentes históricas, tanto
propiamente históricas como religiosas, filosóficas y literarias. La figura del anciano ha sido
siempre objeto de veneración en todas las culturas y ha supuesto un espejo en el que mirarse, ello,
claro está, sin obviar la decadencia física y psíquica que supone la senectud, realidad ésta que
era compensada con unas fuertes creencias religiosas. Esta visión dual de la ancianidad se puede
ver en la filosofía griega, donde, por un lado, vemos cómo Platón, desde su óptica idealista, cree
que la vejez es la culminación de la vida humana, siempre que se prepare el individuo para ello
desde su juventud, a la vez que, por otro lado, Aristóteles, con una visión estrictamente
científica, muestra, al establecer las fases del ciclo vital, la vejez como el final de la vida
humana, dentro de un proceso natural de deterioro y decadencia.
Hay cuatro autores que, por su clarividencia intelectual, pueden considerarse
justamente como pioneros en el estudio de la vejez humana. El filósofo británico Francis Bacon
(1561-1626), que en su obra Historia de la vida y de la muerte (History of life and death)
considera que la vida humana se alargaría si mejoraran determinadas condiciones sociales como la
higiene o la salud; es, pues, un precursor de la prevención. El sociólogo y estadístico belga
Adolphe Quételet (1796-1874), que se preocupó por establecer los principios que informan el ciclo
vital humano, diferenciando cada una de sus etapas. El científico inglés Francis Galton
(1822-1911), que trabajó en la tipificación de los individuos según sus características físicas,
sensoriales y motrices, resultados que expuso en su obra Estudio sobre las facultades humanas y
su desarrollo (Inquiry into human faculty and its developments). Y, por último, el psicólogo
norteamericano Stanley Hall (1844-1924), que en el estudio que hace sobre la vejez en su libro
Senectud, la última mitad de la vida (Senescente, the last half of life) ofrece una de las
primeras obras monográficas sobre la materia.
La obra Problemas del envejecimiento (Problems of aging), dirigida en
1939 por el biólogo canadiense-norteamericano Edmund Vincent Cowdry (1888-1975), puede considerarse
el primer tratado de gerontología de la historia, estudiando la vejez tanto desde un punto
de vista individual como colectivo (aspectos biológicos, psicológicos y sociales). También en 1939,
financiada por la Fundación Macy, se crea en los Estados Unidos la primera asociación para la
investigación en temas de
envejecimiento
(Club for Research on Aging). Otro momento destacado en la
historia de la gerontología
se produce después de la Segunda Guerra Mundial cuando empiezan a aparecer las primeras
Asociaciones de Gerontología, empezando por la norteamericana (Gerontological Society), en
1945, a la que se sumarían las similares de casi todos los grandes países del mundo, como España,
donde se creó en 1948 la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, proceso institucional que
llega a su cúspide con la creación de la Asociación Internacional de Gerontología, fundada
en Lieja en 1948. Por último, señalar la aparición, también por estas fechas, de las primeras
revistas especializadas en
gerontología,
como el Journal of Gerontology, publicación creada en 1946 y que es, posiblemente, la de
mayor prestigio e influencia en la actualidad. |