Frente a la institucionalización (ingreso en residencias) como única vía para resolver los
problemas de todo tipo que surgen con la llegada de la vejez, aparece el concepto de atención
domiciliaria (cuidado de ancianos a domicilio) hoy en franca expansión. Cuando el
anciano empieza a presentar situaciones invalidantes en mayor o menor medida, se hace necesaria una
acción sociosanitaria que resuelva sus necesidades sin tener que abandonar el mismo su entorno
natural que es la vivienda, con sus lazos afectivos y sociales, las rutinas que le dan seguridad
psicológica, la atención dada por sus familiares, etc.
Los equipos que realizan estas tareas son los Servicios de Atención
Domiciliaria (SAD), cuya gestión puede ser tanto pública como privada. En España, la
gestión pública de los Servicios de Atención Domiciliaria está en manos de los Ayuntamientos.
La labor que prestan los
Servicios de Atención Domiciliaria
está especialmente relacionada con la atención personal y continuada de los adultos mayores.
Podemos diferenciar aquí tres ámbitos de actuación:
- Atención personal: higiene y cuidado de la persona, ayuda físico-motriz,
movilidad, comidas, control de medicamentos, compañía...
- Atención al hogar: mantenimiento de la vivienda, compras, cuidado de la
ropa, detección de riesgos en el hogar...
- Integración en el entorno: salida fuera del domicilio, actividades
dirigidas al mantenimiento de las facultades cognitivas, facilitar las relaciones familiares y
sociales...
También podemos mencionar las siguientes actividades: Teleasistencia,
adaptabilidad de la vivienda, ayuda técnica, comida, lavandería, servicio médico y de enfermería,
fisioterapia, logopeda, psicólogo, podólogo, peluquería, limpieza...
Cuando el anciano padece algún síndrome geriátrico invalidante que le impide o
dificulta la salida fuera de su vivienda habitual y necesita atención hospitalaria, puede recurrir
a las Unidades de Hospitalización Domiciliaria,
que realizan su cometido en la vivienda del paciente con la misma seguridad que en el hospital,
pero con las ventajas que suponen para el enfermo el no moverse de su entorno natural. Tanto los
Servicios de Atención Domiciliaria como las Unidades de Hospitalización Domiciliaria
pueden recibir ayuda e instrucciones del Programa de Atención Domiciliaria y Equipos de
Soporte (PADES), que ha sido creado para atender y dar soporte sanitario en casos de
dependencia grave o terminales (de cualquier tipo de patología).
La acción de estos Equipos de Soporte es muy útil en casos de pacientes
especialmente frágiles que, después de una estancia o intervención hospitalaria, son trasladados a
su domicilio. Estos equipos realizan tareas como acondicionar el domicilio y dar soporte a los
sanitarios domiciliarios y al entorno, y ofrecer una atención más específica en esos momentos tan
delicados. Con esta práctica evitan una posible rehospitalización. En este mismo sentido actúa la
política de la llamada hospitalización a domicilio, modalidad especialmente eficaz en caso
de personas mayores, y en la que se realiza la labor hospitalaria en el propio domicilio, con las
infinitas ventajas que esto supone para el adulto mayor, evitando así todos los posibles riesgos
que trae para este tipo de pacientes la estancia hospitalaria: disminución del síndrome
confusional, mejorar la ingesta alimentaria, ayudar a la movilización precoz y mantener el medio
natural del anciano. |